viernes, 20 de mayo de 2011

CERRAR LOS OJOS: AUSENTARME


Hay días que cuando salgo a caminar pongo en práctica mi mejor experiencia: cerrar los ojos. No me interesa fingirme ciego ni llegar a serlo, sólo cerrar los ojos. Caminar, volver a abrirlos , detenerme, cerrarlos. No me importa que al abrirlos el mundo regrese, sino que desaparezca al cerrarlos. Después, sentado en el jardín, volverlos a cerrar en ciertos momentos singulares. Si llaman a la puerta o suena el teléfono, contestar con los ojos cerrados. En el amanecer o cuando cae la noche cerrar los ojos, crearme una oscuridad perfectamente voluntaria. sombra sin mundo, sin nada que ocurra.
Al final alcanzar un éxito muy simple: cerrar los ojos: ausentarme.

1 comentario:

anminei dijo...

Cuando estoy solo, sobre el tejado, mientras pienso en todas aquellas cosas o personas que más quiero en esta vida; aquellas que están tan cerca que con solo tender la mano podría rozarlas o acariciarlas y las que están tan en la distancia que ni el más profundo atisbo de mis ojos podría vislumbrar, pero que quizás sean más queridas o más anheladas. Cuando todo esto viene a mi mente cierro los ojos y disfruto de la oscuridad, de la calma de un falso refugio tan duradero y tan flanqueable como un simple parpadeo... y de nuevo todo está en su sitio.

Pero no solo me ausento al adentrarme en esta bruma discrecional...
En ocasiones me adentro en el silencio...el silencio de todo aquello que me rodea... nada... silencio...Detengo mi respiración para que no interrumpa tan bello momento...y finalmente ahi está el sonido. La puerta de mi vecina, cerrada con gran impulso, el antiguo reloj de pared que, como siempre ,por segunda vez entona las nueve campanadas de la mañana, los pájaros... Y entre silencio y silencio yo...jugueteo con mis manos...las observo atentamente y juego a hablar en silencio...pruebo a decir las cosas más hermosas que pueden salir de unas manos y no de mi voz. Por que entonces el silencio se rompería. Observo el movimiento acompasado y mágico, mientras siento como se empapan de la luz crepuscular.Juegan a entrelazarse, se rozan, se mueven energicamente o se estancan en una sumida calma...juegan a decir palabras de esperanza, de alegría, de ternura contenida y de sentimientos amables. Hasta que finalmente se acomodan en mi regazo, como dos niños exhaustos después de brincar.

El silencio es íntimo, para mi.Que disfruto a mi voluntad igual que tu disfrutas al ausentarte...

Ojalá mis niños pudieran ausentarse y disfrutar del silencio voluntariamente...

 
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